El Arte del Miedo

01.09.2014 19:55
¿Resulta paradójico luchar en nuestra vida diaria contra el temor, y a su vez, buscarlo en diferentes expresiones artísticas? La industria cultural del miedo tuvo en las letras, el cine y la pintura a sus máximos exponentes a lo largo de la historia, principalmente, a partir del Siglo XIX. Esta nota, es una breve reseña que puede ser tomada como guía para adentrarse en el mundo de lo terrorífico, lo grotesco o impactante, para deleitarse con la turbación de otros
 

Letras

 
La referencia al miedo en las letras data del siglo XIX, y desde entonces, se posiciona como un género narrativo en sí mismo. En cuentos y narraciones se han construido personajes específicos que retratan esta emoción trascendiendo las fronteras territoriales para convertirse en clásicos de la literatura.
Hacia 1830 el género alcanza su cima en los cuentos de Edgar Allan Poe. Considerado uno de los precursores, incorpora el terror psicológico en sus relatos, los complejiza a partir de su virtud poética, despojándolos de racionalismos y desenlaces moralitas. A su vez, soslaya toda referencia religiosa e incorpora elementos de las artes plásticas, la música y efectos distorsionantes de los alucinógenos. Inspirados por Poe, otros autores como el francés Guy de Maupassant incorporaron  convicciones naturalistas a sus relatos. 
 
Soledad, pánico, locura, perdición
y desesperación, redundan en textos
que dibujan personajes grotescos y enigmáticos. 
 
En los inicios del siglo XX H.P. Lovercraft  es considerado el creador del cuento materialista de terror. Mezclando ciencia ficción y espanto, sus obras son narraciones de horror cósmico que proponen una mitología llena de escalofriantes dioses y monstruosidades arquetípicas, elementos de lo fantástico, de los sueños, la historia y del paisaje de Nueva Inglaterra.
 

Edgar Allan Poe: El gato negro; La caída de la casa Usher; El corazón delator.

H. P. Lovercraft: La sombra de Innsmouth; El horror de Dunwich.

Guy de Maupassant: La horla

Horacio Quiroga: El hijo; El espectro; La gallina degollada.

Julio Córtazar: Cartas de mamá; La noche boca arriba; Las babas del diablo.

Clemente Palma: Cuentos malévolos

Carlos Fuentes: Aura

 
En la literatura hispanoamericana del siglo XX se considera 
como continuadores de Poe
a Julio Córtazar, Clemente Palma, 
Horacio Quiroga y Carlos Fuentes. 
 

 Cine

 
El cine, es quizás el mayor medio de acceso de las personas a las historias de terror. Toma elementos de la literatura, supersticiones y leyendas, así como de temores y pesadillas de  contextos socioculturales más actuales y precisos. Vampiros, hombres lobo, fantasmas, mounstros, brujas, zombies y réplicas de las desdichas humanas, como Frankenstein, son los personajes más emblemáticos. 
 
Se atribuye el origen del género a los Hermanos Lumiere 
quienes grabaron en 1896 “La llegada del tren”, 
aunque la primera película de terror fue 
una adaptación del mito de Frankenstein en 1910.

 

El motor sensacionalista en estas películas es, en muchos casos, la exhibición de la crueldad, humana, bestial o sobrenatural, como representación del Mal, en cualquiera de sus muchas variantes, y esto explica que la gran competencia comercial en esta industria haya generado una escalada indiscriminada de contenidos truculentos a lo largo de los últimos años.
Además, lo oculto o misterioso, define también al cine de terror como género, y lo hace tanto en el plano arquetípico como en su desarrollo escenográfico. Lo oculto del inconsciente criminal, de los monstruos siempre escondidos en las entrañas de la sociedad, de nuestras tendencias y deseos más inconfesables, sirve tanto para referirse a la temática del cine de terror como a su caracterización y puesta en escena.
Tiende a escatimar información ya conocida por el público, que, impotente en su butaca, espera angustiado acontecimientos. Otras veces se procede a la ocultación y sugerencia a través de la exacerbación engañosa del decorado, de la manipulación de la fotografía, del maquillaje, o por medio de la más pura y simple privación de los elementos implicados, como en la técnica del fuera de campo, donde la escena terrorífica transcurre fuera del objetivo de la cámara. 
El siglo XX conoció a varios cultivadores del género. Murnau es considerado el director más destacado de la primera época al filmar “Nosferatu, el vampiro”, basada en  la novela de Drácula. Este personaje fue recreado por varios productores-directores a lo largo del tiempo, entre ellos en la película de 1979, “Drácula de Bram Stoker”, de Francis Ford Coppola.
 
En los inicios del siglo XXI, se produce la explosión de la 
cinematografía de terror asiática. Entre sus producciones 
más famosas se encuentra La llamada, que fue readaptada en varios países.  
 

Escultura y pintura

 
La escultura occidental, especialmente la medieval con sus interpretaciones del apocalipsis, ha elevado el miedo a categoría de arte. La pintura, especialmente la contemporánea, ha retratado la angustia del ser humano moderno. Un ejemplo conocido es el del pintor expresionista Edvard Munch en su emblemático cuadro “El Grito”, aunque los ejemplos se podrían multiplicar a casi todas las épocas, como en el caso de El Bosco, Brueghel o las obras de Piranesi.
La fuente de inspiración para El Grito fue la
atormentada vida del artista, un hombre
educado en un ámbito  de rigidez y severidad,
sumada a la convivencia con una hermana
 que padecía de bipolaridad.Otra de sus
 obras representativade su estado de 
ánimo fue La Desesperación.